Ballena Franca o Apala
En noviembre de 2017, uno de los centenarios cipreses de la Plaza de Armas Benjamín Muñoz Gamero sucumbió ante la fuerza del viento, aunque por suerte, sin ninguna víctima fatal. Sin embargo, el impacto fue enorme, sobre todo por su tamaño.
La Municipalidad de Punta Arenas, una vez retirados los restos de las ramas y en una decisión que muchos criticaron, cortó por completo lo que quedaba de árbol.
El escultor Alfonso Cárcamo, conocido por sus creaciones en madera a gran escala, en una "Fiesta de los abrazos", tradicional celebración del Partido Comunista en el Parque María Behety, descubrió que el tronco estaba dispuesto para ser cortado como leña. "Le pegaron unos 'trallazos' con motosierra", recordó. De inmediato pidió recuperarlo, pese a que su peso era de dos toneladas, "ahora debe estar en una tonelada o 700 kilos". Y comenzó a trabajar en el Museo Regional de Magallanes para dar forma a una ballena franca o "Apala", según la denominación kawésqar.
El artista busca con esta escultura darle nueva vida a Punta Arenas pues encuentra que está muy triste, "y la idea es entregar lo que uno sabe para revitalizar la ciudad, y que ayude a la gente a conversar el tema, ya que vamos a estar acá como un mes y medio. No hay un plazo para que esté listo, pero queremos aprovechar el verano e interactuar con la gente, que este lugar sea un paseo, que sirva para caminar, para conversar, tomarse un matecito".
El tronco en que trabaja viene con otro más pequeño adosado, por lo que planea convertirlo en un ballenato, "tratar de hacer ese juego de la familia, porque siempre la idea fue hacer una ballena, que era esencial en la vida kawésqar, que utilizaba la carne, los huesos para hacer herramientas de caza, no se perdía nada", puntualizó finalmente el artista quien trabaja desde las 10 de la mañana hasta las 17 horas en este proyecto.