El año 1866 arribó a la rada de Punta Arenas el marinero portugués José Nogueira (1845-1893), quien -gracias a su extraordinaria perspicacia comercial- llegaría a amasar una de las fortunas más grandes de la Patagonia hacia fines del siglo XIX.
Nogueira cimentó su imperio comercial en la caza de lobos marinos finos o de dos pelos, mamíferos cuya piel era altamente cotizada en los mercados europeos. Navegando a través de los intrincados pasajes que daban acceso a los roqueríos loberos, participó directamente en las faenas cinegéticas y se transformó en un eximio conocedor de los secretos de la geografía austral.
La constante ocurrencia de naufragios hizo que se involucrara además en el oficio del "raque", como se denominó el rescate de las mercaderías transportadas por las embarcaciones siniestradas. Paralelamente, se dedicó a la comercialización de pieles y plumas de la avifauna patagónica traídas directamente de las pampas del interior del país aónikenk, mercancías que exportó a ciudades como Valparaíso, Montevideo, Buenos Aires, El Havre, Hamburgo y Londres.
Los más de 2500 documentos del Fondo José Nogueira del Museo Regional de Magallanes constituyen una auténtica ventana al pasado que permite conocer aspectos ignorados de la naciente colonia de Punta Arenas. Examinando manifiestos de importaciones, por ejemplo, es posible construir una caracterización de los hábitos de consumo y de la procedencia de los productos. En las cartas, por su parte, se repiten nombres de personeros influyentes que solicitaban u otorgaban favores, lo cual deja ver las conspicuas conexiones de Nogueira, precisamente en la época de las primeras solicitudes de terrenos para la explotación ovina y de los hallazgos de oro en cabo Vírgenes.
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