Magallánico de nacimiento, Mario Maldonado Velásquez tuvo una mirada diferente para su actividad artística. Más lejana en el tiempo y la distancia, pero tan cautivadora y mítica como lo que podía encontrar por la región.

Pero así como muchos se enamoran de la cultura de los pueblos originarios que habitaron Magallanes, Maldonado quedó fascinado con las historias vikingas, celtas y en general, de los pueblos escandinavos del norte de Europa, historia que abarca desde los siglos V al XV.

Primero partió leyendo y aprendiendo todo sobre estas culturas, de ahí empezó a escribir, y fruto de ello, nacieron dos novelas: "Tiempos míticos. La rebelión de un pueblo" y su secuela, "Ragnarok. El ocaso de los dioses", la primera sobre los celtas y después, sobre los escandinavos, "que se complementan porque ambas son de pueblos europeos, y étnicamente y racialmente eran los mismos, así que las mitologías se repiten en unas y en otras".

Asimismo, es autor del poemario "LeeTras de los miércoles".
Eso fue empezando la década pasada, pero el trabajo no se detuvo, y la investigación fue llevando a que Maldonado diseñara arte de estas culturas, que después fue plasmando en formato físico.

La primera exposición de sus creaciones fue en el año 2011, en la Casa Azul del Arte, donde presentó escudos y yelmos, pero de inmediato, planificó la siguiente, mucho más ambiciosa, "porque no es llegar y hacerlo directamente en el material, tienes que diseñar primero, y eso toma tiempo. Hay que dibujarlo, después pasarlo a molde y recién ahí plasmar en el material, no se puede hacer antes porque te puedes equivocar y gastar material de más, no es la gracia", explicó el artista.

Así, después de mucho trabajo, Mario Maldonado pudo concretar la exposición Arte Escandinavo Medieval, que se inauguró esta semana en el Museo Regional de Magallanes (Magallanes 949) y que estará abierta hasta el 30 de junio.

La muestra se desglosa en cuatro escudos vikingos, dos proas de Drakkar (barco vikingo), un retablo, una escultura tallada en madera, un cofre de mapas de madera enchapada en bronce y una pintura en madera. Los más complicados de hacer son los escudos, ya que "en cada uno calculo que demoré un mes y medio, dos meses, y no se pueden hacer solos, necesitas tener un ayudante, que en este caso fue mi hermano Juan Pablo", indicó el artista, que preparó todas estas obras en su taller en la población Fitz Roy.

Fuente, Diario La Prensa Austral